Escribir "Eres muy joven" ha sido una
aventura apasionante y llena de sorpresas, y no podría ser de otra manera al tratarse de mi
primera novela, yo que hasta entonces solo había escrito relatos cortos.
Escribir una novela (aun una corta como esta) requiere un
esfuerzo, un enfoque y una dedicación
mucho mayores.
La trama existía de antemano; la extraje de
un cuento escrito en el 2008 titulado Cosas que pasan; un cuento corto,
apenas una cuartilla, tan corto que los personajes ni siquiera tienen nombres. Cuando volví a leerlo en 2024, pensé que el tema daría para una novela corta y me lancé
a la tarea sin pensarlo dos veces.
El primer paso fue construir los personajes,
lo cual hice tomando notas a lápiz en un cuaderno. No sé si a todos les sucede:
a mí la escritura a mano me inspira y me permite organizar las ideas mucho
mejor que hacerlo en una computadora. Puesto que conocía la trama de principio
a fin (sintetizada en el cuento), tenía ya una idea inicial de cada uno de los
personajes. Lo primero fue darles nombres (considero que el nombre es muy importante, es
un sonido que debe estar en sintonía con la personalidad del personaje). Lo
segundo fue diseñarlos en todo detalle.
La primera en cobrar forma fue Isabela, una
muchacha de 20 años, tranquila, inocente y mimada, que vive con sus padres. Estos
(Rodolfo y Raquel) son dos personas estables y centradas que han sabido
construirle un hogar perfecto a su hija… solo que ahora se están divorciando. Por otra
parte está Arturo, un cuarentón soltero que comienza a salir con Raquel pero
cuando conoce a Isabela, queda prendado de ella (al igual que ella de él). Y
por último, Julián, un muchacho tímido y romántico que siempre ha estado
enamorado de Isabela pero ella no le corresponde por sentirlo más bien como a un primo.
Tocaba ahora darles profundidad. Me di cuenta de que Arturo debía ser inmaduro y titubeante;
Raquel debía tener un carácter fuerte y ser leal a principios rígidos; Rodolfo
debía ser simpático y bondadoso; Isabela debía ser descomplicada pero a la vez
romántica y aprehensiva; y Julián debía ser músico y componer canciones. Poco a
poco fueron saliendo rasgos más concretos y llegó el momento en que me
identifiqué tanto con ellos que hoy me parece conocerlos de la vida
real. Lo mágico de esta compenetración, es que cuando me siento a escribir la
trama, los diálogos y las situaciones aparecen casi por arte de magia.
El siguiente paso fue dividir la historia en
diferentes escenas. Para esto me sirvió también el cuaderno. Antes de escribir la escena propiamente, me
tomaba el trabajo de diseñarla en frio definiendo qué debería ocurrir en ella.
Con este diseño previo, escribir la escena como tal resultó fluido,
permitiéndome prestar mayor atención al estilo. Así, fui construyendo y
escribiendo escena por escena hasta completar el borrador de la novela, su primera versión.
Pero no fue tan fácil, en el trayecto
surgieron dificultades técnicas que tuve que ir resolviendo una a una. Por ejemplo,
llegué a notar que abundaban las escenas
románticas y emotivas corriéndose el riesgo de sonar empalagoso. Aquí tuve que
apelar a ciertos recursos narrativos. Uno que me quitó un gran peso de encima
fue el insertar una canción que Julián escribe tras tener su primera relación
carnal con Isabela, en lugar de usar la voz del narrador para describir dicha
escena; la canción se explica por sí
sola, pero no tan gráficamente como lo hubiera hecho la voz del narrador.
El borrador tomó casi dos meses en
completarse. Ahora me encuentro en fase de revisión y en esto pienso
demorarme tanto como sea necesario. Entonces vendrá el proceso editorial… que
es otra historia.
Esta novela será auto-publicada en Amazon.
Esto implica que he de asumir todas las tareas del proceso editorial, aunque es
muy probable que busque la ayuda de profesionales en cuanto a edición,
maquetado y diseño de portada. Está por ver. De momento estoy enfocado en pulir
el manuscrito hasta la saciedad y eso me tomará algún tiempo.
Nos vemos en la
lectura…